Hola Gabriela, gracias por compartir tu historia con nosotros. Para empezar, podrías contarles a nuestros lectores algo de tu historia de fondo.
Desde que era niña, me ha encantado ver el cielo para aprender más sobre los planetas, las estrellas y el universo. En los veranos, mi padre me llevaba a un observatorio cerca del océano en Mar del Plata, mi ciudad natal, donde podía ver y aprender más sobre el cosmos. Me encantaba leer para saber todo lo posible sobre eso. Siempre tuve certeza sobre la grandeza del ser humano, aunque no tuviera palabras suficientes para expresarla.
También me sentía insegura porque todo lo que sabía de eso, nada tenía que ver con lo que podía ver en el mundo. A medida que crecía, leía todo lo que podía, y también quería estudiar astronomía, pero como hija única en ese momento, no era una opción para mí irme muy lejos de casa. Así que traté de entender todo sobre esa certeza dentro de mí, sobre esa magnificencia en el ser humano y el universo estudiando el piano, matemáticas, finanzas, programación de computadoras, programación neurolingüística, coaching, pero aun asi, no pude encontrar las respuestas. Cuando tenía 18 años, me enamoré del hombre que es mi esposo; nos mudamos a España durante varios años hasta que nacieron nuestros dos hijos, formando una familia.
La maternidad fue una de las experiencias más magníficas, pero todavía sentía algo que no podía expresar con palabras.
Desde pequeña no podia entender los conflictos y las guerras. Era increíble para mí, algo que era innecesario y pertenecía a la vieja historia. También leí sobre filosofías y religiones. Nací en Argentina, un país católico, así que necesitaba aprender más sobre otras religiones como el budismo, el hinduismo, el taoísmo y el judaísmo. Un día, caminando por la calle, me vino a la mente el poder del amor; en ese momento, entendí completamente que era como el título o el resumen de aquello que siempre habia sentido la certeza sobre esa grandeza del ser humano, todo ese conocimiento que he tenido toda la vida y finalmente después de la maternidad pude poner en palabras. Nunca había pensado en escribir un libro, y en ese momento, esa idea me pareció muy grande, así que la dejé ir.
Tres años más tarde, mientras vivía en Sudáfrica con mi familia, la idea de El poder del amor volvió a mí con mas fuerza que nunca, por la noche cuando me estaba quedando dormida, con tanta fuerza que si no me levantaba para escribir, no podía dormir. A veces, si me quedaba dormida, por la mañana, me despertaba con las primeras palabras en mi mente, así que me sentaba en mi computadora y comenzaba a escribir. Dos años después volvimos a España y el libro estaba terminado. Era tan hermoso, sus palabras, el amor en cada palabra. Finalmente, pude comunicar todo ese conocimiento interior que había sentido toda mi vida, y compartirlo con el mundo. Después de terminar el libro, mi siguiente pensamiento fue traducirlo al inglés, incluso sin saber que nos íbamos a mudar a los Estados Unidos un año después, donde el libro fue publicado y presentado.
Una semana antes del lanzamiento del libro, emocionada y nerviosa presentarlo me desperté con la pregunta: ¿Cómo llegaste hasta aquí? Responder a esa pregunta me hizo darme cuenta de la frase de Platon: «Si quieres conocer el universo, conócete primero a ti mismo». En ese momento pude entender cómo toda mi vida me llevó a un viaje profundo para conocerme a mí misma, mi potencial interior, quién soy en realidad. Ahora, aquí estoy compartiendo ese mensaje en todo el mundo. Tengo la certeza más profunda de que un mundo pacífico es posible si todos asumen su propia responsabilidad de trabajar por su paz interior.
Muy bien, profundicemos un poco más en la historia: ¿ha sido un camino fácil en general y, si no es así, qué desafíos has tenido que superar?
La vida no es un camino fácil, pero es un hermoso viaje. Con altibajos, ¡vale la pena! Para mí, la vida es el regalo más grande que podemos experimentar. Tuve muchos desafíos; todos tenemos grandes desafíos, pero la vida me enseñó que cuando despertamos y nos permitimos abrirnos a esa magnificencia dentro de nosotros, al poder del amor, la vida se vuelve más dulce, incluso con desafíos y retos. Todos tenemos el derecho y el poder de elegir cómo queremos vivir y experimentar la vida. Siempre podemos optar por hacer algo que nos permita disfrutar incluso de las cosas más pequeñas como un abrazo, el sol en nuestra piel, una canción o la belleza de la naturaleza; las circunstancias vienen a nosotros, por lo que todos podemos elegir cómo experimentarlas. Cuando nos abrimos y nos permitimos a ser la mejor versión de nosotros mismos en cada momento, con amor, responsabilidad, aceptación y humildad, la vida se vuelve más suave y dulce.
Como sabes, somos grandes admiradores tuyos y de tu trabajo. Para nuestros lectores que pueden no estar tan familiarizados, ¿qué puedes decirles sobre lo que haces?
Como compartí antes, tengo el propósito de compartir el mensaje del poder del amor, de la grandeza en el ser humano que es la misma que la del universo. Ya sea que las personas busquen superar desafíos, fortalecer relaciones o cultivar un sentido más profundo de propósito, quiero inspirar a la humanidad a reconocer su poder interior y a usarlo para crear un efecto dominó positivo en sus vidas y en quienes los rodean.
Mi mayor deseo es llevar a la humanidad hacia un mundo más amoroso y compasivo con el potencial ilimitado del amor para crear cambios positivos en nuestras vidas y en el mundo.
¿Cuál ha sido la lección más importante que has aprendido a lo largo de tu viaje?
Mi mayor aprendizaje fue reconocer el poder del amor dentro de mí, de enternder que soy la única responsable de mi felicidad, éxitos o fracasos, y que nunca podemos culpar a los demás por nuestro dolor o sufrimiento, incluso si hacen algo que no nos gusta.
Todos tenemos el poder de elegir lo que queremos y hacernos sentir mejor en cualquier momento. También aprendí la importancia de cuidarme y amarme a mí misma tanto como amo a quienes me rodean, a asumir la responsabilidad de mi propio bienestar